Uno de los grandes problemas del planeta son los coches: su fabricación y transporte hasta el punto de venta. Y su utilización para desplazarnos, propulsados por combustibles fósiles quemados en el interior de un motor y la consiguiente expulsión de gases sumamente contaminantes al exterior.
Sin renunciar a tener coche podemos hacer muchas cosas para disminuir esa emisión de gases. Aparte de tenerlo perfectamente revisado, empecemos por las cosas más sencillas:
Utilicemos menos el coche. A veces hay alternativas viables: andar en los pequeños trayectos, usar el transporte público, compartir auto.
Sin renunciar a tener coche podemos hacer muchas cosas para disminuir esa emisión de gases. Aparte de tenerlo perfectamente revisado, empecemos por las cosas más sencillas:
Utilicemos menos el coche. A veces hay alternativas viables: andar en los pequeños trayectos, usar el transporte público, compartir auto.
Conduzcamos por debajo o sin sobrepasar las velocidades legales. Pequeños incrementos en la velocidad aumentan considerablemente el consumo de combustible.
Se puede conducir de manera ágil, y sin embargo suave, sin acelerones que tanto aumentan el consumo, ni frenazos que tanto marean a los acompañantes.
Optemos por itinerarios más cortos. Hagamos menos kilómetros en nuestros viajes y excursiones. Vamos a disfrutar y conocer algo en concreto (una ciudad, un paisaje), no deambulemos por toda la región como culos de mal asiento, mareando a nuestros pasajeros e incrementando las situaciones de riesgo.
Compremos coches más pequeños, con menos peso, menor consumo de combustible, menos emisiones de CO2. Con menos caballos. Conducimos coches con caballos de sobra, espacio de sobra, casi siempre con un solo ocupante.
Un coche utilitario modesto pesa alrededor de 1.200 kgrs. Un coche grande, tipo todoterreno, puede llegar a pesar unos 2.000 kgrs. Arrastrar permanentemente esa chatarra de más, esos 800 kilogramos de más, equivalente al peso de 12 personas, supone un enorme consumo de combustible. Usted quizá pueda permitírselo, pero el planeta no. Yo, en mi última renovación de coche de hace dos años y medio, perdí 230 kgrs. de peso, 10 caballos, y tengo coche suficiente. Y lo noto en el consumo, casi 2 litros menos por cada 100 kms., claro que el de ahora es más moderno y está nuevo.
Por qué una persona, casi siempre hombre (a los hombres los trapos les da igual, pero se pierden por el coche), se compra un coche grande y potente. Hasta que, hace muchos años, me dieron uno de mis primeros cursos de comercial, creía que las cosas las comprábamos por pura necesidad. Pero no, había otras necesidades, otros móviles de compra. Me costó asimilar que también se compraba por orgullo, soberbia, vanidad, en definitiva, por presumir.
Por el bien del planeta, tener un cochazo tendría que ser mal visto. Admiremos a quien tiene un coche pequeño, bonito, ágil para moverse y aparcar en la ciudad. Y mucho más si consume poco combustible, o emplea energías más limpias.
Menos coche es mejor, también para el bolsillo.
© Enero 2016 José Luis Sáez
Tendríamos que empezar por reconocer que debemos trabajar nuestra relación con nuestro ego y con el de los demás... a partir de ahí habría tanto que mejorar en la Humanidad (concepto de propiedad privada, materialismo, consumismo, capitalismo, etc).
ResponderEliminarPor otro lado, estoy totalmente de acuerdo con su filosofía.
Gracias por compartir su punto de vista, realmente inspirador.